Cada billete que uno gasta en esta vida es energía. Esta energía sin bendiciones no cumple un propósito de beneficencia. Claro, podrías repartir comida a los que tienen hambre y esto otorgaría un beneficio momentáneo; o podrías invitar a muchas personas a un seminario sobre la FE en el servicio amoroso o sobre la conciencia del amor universal, eso sí podría transformar la actitud de algunas personas y generar un cambio de consciencia.
El conocimiento y el amor son los beneficios más grandes que se pueden dar a la humanidad, pero el conocimiento sin amor, que es lo que tratan de ofrecer las escuelas formales, no provee ninguna solución a nada. El amor sin FE en el amor no existe, por ello, el aprecio del Amor Universal y de sus virtudes, es el regalo más grande que se puede hacer en esta vida, pues todos los demás beneficios vendrán por añadidura. Por ejemplo, si con tus esfuerzos alguien se vuelve vegetariano, la vida de 83 animales serán salvadas en un solo año y el ecosistema será tremendamente aliviado; o si a través de los valores del Amor Universal llegaras a motivar a alguna persona a dejar de intoxicarse; esa persona ahorrará mucho dinero y mucha miseria a su familia; en fin, el criterio es, que aquello que tú hagas debe ser avalado implícitamente por el bienestar general creado por ello.
Un ejercicio beneficioso es entregar toda tu energía y ofrendar todas tus palabras, todos tus esfuerzos y todos tus recursos en promover una conducta de prudencia frente al disfrute en general, tanto particular como colectivo y una conducta que evidencie reconocimiento al controlador y verdadero bienqueriente de todo.
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